Se recomienda la implementación de medidas preventivas y educacionales para familiares y cuidadores que incluyan formación en primeros auxilios, mejor preparación y supervisión durante las comidas, modificación de la dieta para evitar/ minimizar situaciones con un alto riesgo de atragantamiento.
Es preciso tomar medidas de prevención primaria y secundaria. Entre las primeras se incluye la educación en la población general y a los padres, cuidadores de guarderías y personal que se relaciona con los niños en particular. Cuando se sospecha que puede haber disfagia se debe derivar al niño al pediatra y al logopeda para una valoración más específica. En el caso de los adultos, hay varios especialistas a los que éste puede ser derivado.
Es necesario transmitir la importancia del problema y también algunos consejos básicos:
· Las comidas deben encontrarse fuera del alcance del niño.
· Evitar que los niños coman, jueguen, anden o lloren con objetos en la boca.
· Evitar que los niños jueguen con objetos pequeños (botones, tornillos, fichas...) o fácilmente desmontables, así como con globos y guantes de látex (los globos son un riesgo particular en los más pequeños ya que pueden morder el globo inflado y aspirar los fragmentos al asustarse de la explosión).
· Dar a los niños alimentos adecuados a su edad evitando la administración de frutos secos en los menores de 4-5 años.
· Enseñar a los niños a masticar despacio y correctamente, evitando que se rían y hablen cuando están comiendo.
· Cuando se les da de comer, hay que asegurarse de que han tragado el bolo antes de ofrecerles el siguiente.
· Monitorizar a los niños con disfagia por si aparecen signos de aspiración.
· A los niños con afectación de la memoria o propensos a la distracción, se les debe recordar constantemente que mastiquen y traguen. Se debe revisar la boca del niño al finalizar la alimentación, debido a que pueden quedar restos de alimentos con los que se pueden atragantar.
Respecto a lo que debe incluir la prevención secundaria, hay que hacer mención a la actuación que el médico pediatra debe realizar, fundamentalmente en lo que se refiere a un diagnóstico lo más precoz posible, valorando el estado hídrico y nutricional del niño, el crecimiento y desarrollo, y una valoración neurológica por si existe distonía ya que ésta afecta a la capacidad para alimentarse por uno mismo. También se deberían identificar estrategias que mejoren calidad de vida y longevidad tras un episodio de atragantamiento.
Las guías de recomendaciones para familiares y cuidadores dan una serie de pautas cuando se va a dar de comer a otra persona. La postura más correcta es aquella que reduce al mínimo el riesgo de atragantamiento:
· Nunca debe iniciarse la alimentación si la persona está muy adormilada o nerviosa. Hay que esperar.
· Tanto la persona que va a comer como la que va a dar de comer deben adoptar una postura cómoda dentro de lo posible.
· No dejar sola a una persona con riesgo de atragantamiento mientras come.
· La persona que va a dar de comer debe estar situada enfrente o en el lado dominante de la persona, a la altura de sus ojos o justo debajo de ellos, evitando así que eleve la cabeza.
· No se comerá tumbado o recostado en un sillón, sino lo más incorporado posible. Espalda recta, 90º y la cabeza recta, con la barbilla paralela al suelo o incluso algo inclinada hacia abajo (vías respiratorias cerradas).
· Eliminar o reducir distracciones como música, televisión, ruidos…
· La comida debe ser ofrecida en un ambiente tranquilo y sin prisas.
· La comida debe tener la temperatura adecuada y una presentación cuidada.
· Se deben partir trozos pequeños.
· Evitar hablar y reír mientras está comiendo.
· Masticar hasta que el alimento este bien triturado antes de deglutir (15/20 veces mínimo).
· Los labios permanecerán cerrados hasta la deglución.
· No introducir en la boca una cucharada hasta haber deglutido la anterior.
· Si la persona tiende a introducir demasiada cantidad de comida en la boca, nos podemos ayudar de cubiertos pequeños.
· No mezclar alimento con agua. Antes de beber, cerciorarnos que no quedan restos en la boca.
· Cuando se toman líquidos, hacerlo despacio, dejando mínimo 3 segundos entre deglución y deglución.
· No usar una jeringuilla para la alimentación oral, ya que puede dar lugar a broncoaspiraciones, no permite objetivar que la deglución ha concluido y se pierden los efectos beneficiosos de la utilización de la cuchara, dado que la presión que esta ejerce sobre la lengua sirve de estímulo deglutorio.
· Comprobar cavidad oral libre de restos después de cada comida.
· Evitar acostar a la persona inmediatamente después de las comidas. Se recomienda un mínimo de 30-45 minutos incorporado, para evitar reflujo que pueda derivar en atragantamiento.
· Mantener máxima higiene bucal y preservar la integridad de los labios, comisuras bucales y mucosas. La mala higiene oral, combinada con un problema deglutorio, puede favorecer una neumonía por aspiración.
· Evitar alimentos peligrosos o de riesgo: grumos, pieles, espinas, alimentos pegajosos o resbaladizos, alimentos de consistencia mixta (combinados de líquido y sólido como sopas, naranjas).
· Es preferible evitar atracones y fraccionar las tomas en 5 ó 6 al día, en pequeñas cantidades.
En general, evitar alimentos muy secos y crujientes que se desmenuzan y pierden en la boca, así como texturas mixtas o fibrosas:
· Texturas mezcladas (pisto de verduras, menestra de verduras, arroz 3 delicias, ensaladas…).
· Dobles texturas. Ej. líquido con sólido (sopas). Administrarlos por separado, cada uno requiere su tiempo de masticación.
· Alimentos fibrosos (Espárragos, alcachofas…). Presentan hebras difíciles de triturar.
· Legumbres (en caso de disfagia, es recomendable triturarlas).
· Especial atención a los alimentos con piel (alubias, lentejas, garbanzos, pimiento). Triturar siempre muy bien.
· Arroces duros: los granos quedan demasiado sueltos, es fácil que se pierdan en la boca, pudiendo ocasionar posterior atragantamiento.
· Especias que quedan sueltas en las comidas (tomillo, romero, perejil…).
· Frutas que desprenden agua al introducir en la boca (naranja, mandarina, melón, sandía).
· Frutos secos.
· Cereales, muesli y texturas muy secas.
· Pan integral o con semillas, pan tostado.
· Cortezas de cerdo (torreznos).
· Patatas fritas chips.
· Jamón serrano duro.
· Quesos duros.
Estar atentos a los síntomas de una obstrucción de las vías respiratorias:
· Tos/carraspeo durante o después de las comidas (más habitual con los líquidos).
· Llevarse las manos al cuello
· Cambios de la voz (calidad/tono) coincidiendo con las comidas. "Voz húmeda”
· Enrojecimiento repentino de la cara. Después pueden ponerse cianóticos (azules).
· Ojos llorosos, incluso lágrimas.
· Historia de neumonías o infecciones respiratorias recurrentes.